No digas a tu equipo lo que tiene que hacer

Suelo llegar a la oficina sobre las 8.30, un poco más tarde que el resto del equipo. Es cruzar la puerta y notar muchos ojos mirándome. Y casi siempre alguien necesita hablar conmigo para que le ayude. Es normal, aunque intentamos que los procesos estén claros, el día a día está lleno de decisiones que hay que tomar. Y el 90% de las veces la situación suele ser similar a la siguiente:

Continuar leyendo «No digas a tu equipo lo que tiene que hacer»