Hoy cumplo 46 años. Y sigo sin reconocerme en el espejo cuando busco al otro lado al hombre de mediana edad que imaginaba iba a ser cuando era adolescente. Qué se le va a hacer, no hay quien me quite el síndrome de Peter Pan.
Llevo ya una década en la que no trabajo el día de mi cumpleaños, pero este no he tenido ni que solicitarlo, ya que en la empresa hemos establecido una regla por la que todos lo tenemos libre. Lo he empezado pensando un poco en lo vivido en el anterior. Celebré mis 45 a lo grande, en Japón de vacaciones con mis compañeros de Rudo. El mismo día publicaba mi libro “Empréndete”, que tanto trabajo me había costado escribir.
A la vuelta a España, llegaron unos meses más tranquilos, en los que empecé a dar clase en EDEM a la vez que seguía con Rudo. En julio, mi amigo Fer adoptó un perrito salchicha y yo aprendí el amor que se puede tener por un animalito cuando me lo dejó un fin de semana. Nunca había pensado en tener un perro, pero ahora me lo estoy planteando muy seriamente. Solo me para el tema de los viajes. En agosto fui al pueblo como siempre, a por unos días de tranquilidad, y en septiembre celebré el final de verano cenando en Ravioxo, el restaurante de David Muñoz. Ya he ido a los tres que tiene, me parece un genio. Y yo cada vez disfruto más de la comida rica.
En octubre fui a Perú, de vacaciones un tiempo y de teletrabajo otro. Visité el Machupichu y comí ceviche como si no hubiera un mañana. En noviembre, a mi vuelta, decidí que mi piso necesitaba un cambio, así que empecé a redecorarlo. Durante años intenté abrazar el minimalismo, y pese a que creo que es una filosofía de vida perfecta, notaba que mi piso no reflejaba mi personalidad. Así que lo he inundado de colores y objetos inspiradores.
El principio de año ha pasado rápido, y aquí estoy de nuevo, con 46 años, y preparando maleta para irme a Estados Unidos por un tiempo a lanzar allí Rudo. Solo pido al nuevo año que me siga trayendo momentos así de chulos.
Feliz cumpleaños a mi.
Feliz Cumpleaños!