“Estoy pensando en emprender”. No he dejado de recibir mensajes de este tipo desde que escribí un post animando a la gente a montar su propia empresa. Y siento decirlo así, pero no van a emprender en su vida. Por qué los emprendedores que conozco piensan poco y actúan mucho. Y si se equivocan, se levantan y vuelven a actuar. Así que ¡deja de pensar y haz algo!
No digo que de un día para otro dejes tu trabajo de 10 años. Ni que vendas la casa para avalar esa idea con la que vas a hacerte rico. Porque lo más seguro es que la cagues y te quedes sin trabajo y sin casa.
Lo que digo, es que si de verdad quieres montar algo, dejes de hacer planes de negocio. Que dejes de hacerte pajas mentales sobre los servicios que vas a ofrecer a partir del cuarto año. Que hagas algo, por muy pequeño que sea, que te dirija hacia eso que quieres construir. Porque por mucho que pienses, no vas a acertar en nada, ya que lo más probable es que no conozcas realmente el producto ni el mercado, porque no sabes cómo se va a comportar la competencia y porque no tienes ni puta idea de lo que van a hacer tus consumidores.
Porque si lo piensas mucho, te darás cuenta de que lo que vas a hacer es muy arriesgado. De que vas a tener que salir por completo de tu zona de confort, de que va a faltar el dinero seguro, y de que todo va a depender de ti. Porque si lo piensas, acojona.
Así que deja de pensar. Si estás feliz cómo estás, con la comodidad y el sueldo a fin de mes, simplemente disfrútalo. Si por el contrario emprender te pone, ¡no pienses! ACTÚA.