Mi amiga Anita acaba de llegar a Valencia después de pasar dos años en Australia. Dejó su trabajo y cogió un avión al otro lado del mundo para aprender inglés y probar experiencias nuevas, ya que nunca había vivido fuera de España.
Se ha buscado la vida para conseguir dinero en lo que ha podido, ha hecho cosas muy enriquecedoras y ha conocido a gente con formas diferentes de vivir. Y ahora ya de vuelta tiene la gran oportunidad de inventarse de nuevo su presente, sin ataduras ni mochilas. Es libre para decidir hacer lo que quiera. Pero tiene mucha presión social. Porque como no ha estado trabajando “de lo suyo” ni ha ahorrado lo suficiente para comprarse un coche o un piso, hay gente que le dice que ha perdido el tiempo. Y que ya viene siendo hora de aprovecharlo.
Ayer estuvimos hablando sobre esto y me hizo reflexionar sobre lo que en general se considera aprovechar el tiempo y perderlo, y lo que esto significa para mi.
Aprovechar el tiempo
Solemos considerar que “aprovechar el tiempo” es obtener algo útil y tangible ya sea en el presente o en el futuro. Se mide por lo productivos que hemos sido a la hora de acabar una lista pendiente de tareas o por lo que hemos conseguido avanzar en un proyecto que nos va a venir bien más adelante. Por haber ido al gimnasio porque luego estaremos más saludables, o por haber dejado la casa perfectamente limpia para luego disfrutarla más.
Por supuesto se considera aprovechado el tiempo cuando usándolo conseguimos dinero de forma directa. Sin importar si ese tiempo nos ha aportado algo a nivel personal, dando igual lo que hayamos tenido que hacer en ese tiempo. Ha sido productivo si hemos conseguido unos cuantos euros a cambio. Ya que, si he trabajado 4 horas y he conseguido 40 euros, luego podré gastármelos en comprarme unos vaqueros nuevos o en irme a cenar con mis amigos. Y eso supuestamente me hará feliz.
Consideramos que ese tiempo ha sido provechoso ya que hemos conseguido algo supuestamente útil, algo que nos va a venir bien algún día. Y eso es lo que se supone que debemos hacer con nuestro tiempo. Siempre ser productivos. Por eso nos compramos libros y vemos programas y usamos gestores de tareas porque lo único que importa es aprovechar hasta el último minuto en algo que supuestamente nos va a ser útil. Hasta el punto de sentirnos culpables cuando nos distraemos, ya que no estamos consiguiendo todo lo que podríamos.
Perder el tiempo
Del mismo modo perder el tiempo se asocia a actividades que consideramos que no nos van a reportar ningún beneficio en el futuro, pese a que nos estén haciendo muy felices en el presente. Se considera perder el tiempo a viajar sin propósito, a estar de risas con amigos, a tumbarse una mañana en la playa o a estar en el sofá viendo una peli.
Qué es para mi aprovechar el tiempo y qué es perderlo
Y pensando sobre el tema, he llegado a la conclusión que para mi aprovechar el tiempo es simplemente disfrutarlo en el momento, ya que está demostrado que los humanos somos terribles prediciendo el futuro. Y que por mucho que hayamos planificado nuestra vida, un día surge una enfermedad, te deja tu novia o te echan del trabajo, y te das cuenta de que todo ese tiempo que has usado para estar mejor en el futuro no ha servido.
Aprovechar el tiempo es usarlo en cualquier actividad que nos proporcione felicidad, enriquecimiento personal o nos haga crecer. Ver una buena película, leer un libro, trabajar duro en algo que nos apasiona, salir de fiesta con amigos o disfrutar de una comida familiar. Es quedarse un domingo en casa pensando sin hacer nada más. Es abrazar a nuestros amigos y recordarles que son importantes para nosotros. Es viajar sin rumbo simplemente viviendo experiencias nuevas y agradeciendo lo que tenemos. Ya que, si vivimos de acuerdo a nuestros valores y no estamos siempre pensando en ser productivos o útiles, disfrutamos el momento y las cosas acaban por llegar.
Y la peor forma de perderlo es haciendo lo mismo día tras día, mes tras mes y año tras año. Quejándonos, comparándonos con otros que viven mejor con envidia y con odio dentro de nosotros. Es hipotecándonos vendiendo nuestro tiempo por dinero en un trabajo que no nos gusta ni nos hace felices, solo porque nos da el dinero suficiente para pagar un piso donde vivir y un coche bonito que nos lleve al trabajo a seguir vendiendo nuestro tiempo. Por mucho que cobremos, por muy grande que sea nuestra casa y muchos bolsos de Louis Vuitton tengamos. Perder el tiempo es quedarse atrapado en esa rueda en la que solo sobrevivimos mientras soñamos con el fin de semana. Y de la que ya casi es imposible salir.
El tiempo mejor invertido
Para mi Anita no ha perdido el tiempo. De hecho, en muchos países europeos y americanos consideran positivamente a la gente que hace un gap year (o año sabático) entre el instituto y la universidad, o justo después de la universidad antes de incorporarse al mercado laboral.
Anita lo ha aprovechado más de lo que lo han hecho la mayoría de las personas que se han quedado en Valencia haciendo las mismas actividades de siempre, esas que se supone les van a resultar útiles algún día pero que no les hacen felices. Y lo ha hecho haciendo lo único que debemos hacer con nuestro tiempo: exprimirlo, vivirlo, disfrutarlo al máximo.
Conocí Anita en Australia, yo fui una de las que perdió también su tiempo…. jajaja es broma por supuesto. No fue fácil, no es fácil para nadie pero de cada experiencia hay un crecimiento increíble y por supuesto que con un conche o un bolso nuevo no se consigue. Apoyo 100% tu artículo y cada día tengo más claro que mi tiempo no tiene precio. Gracias por este artículo espero que la gente que lo lea entre en consciencia se sienta identificada.