Esta semana estoy en Berlín buscando clientes para rudo, mi empresa de apps. Entre los objetivos de 2019 está desarrollar una aplicación para un cliente de Alemania, ya que los precios y el margen son el doble que en España. Pedazo reto ¿no? Conquistar un mercado extranjero sin ni siquiera hablar el idioma.
¿Y cómo se empieza un negocio en un País nuevo? Nunca lo había hecho así que decidí que la mejor forma era simplemente probar. Con pocos recursos, sin estar un año planificando, alquilar una oficina o contratar un gran equipo de comerciales.
En enero incorporamos a Lena Rothe a través del programa Erasmus+. Es alemana y se ha encargado de ponerse en contacto con empresas de aquí. Cuando ya había conseguido contactos compré unos billetes de Ryanair con mi socio y reservé una habitación barata en un hostel. ¡Y aquí estamos! Cada día tenemos varias reuniones con empresas que pueden ser futuros clientes.
Es pronto para saber los resultados, pero pinta muy bien. Mucho más fácil de lo que estaba en mi cabeza. Cada vez tengo más claro que nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos. Nos ponemos demasiadas barreras, inventamos demasiadas excusas y planificamos tanto que al final abandonamos muchos proyectos antes incluso de iniciarlos. Ya contaré cómo ha ido 😊.