Hace quince años estaba en una encrucijada. Había dejado mi trabajo para empezar un MBA, pero de forma totalmente imprevista recibí un mail de la escuela de negocios que decía que mi master se iba a posponer nueve meses . De repente estaba compuesto y sin novia: sin trabajo, sin master, sin ingresos. Y con casi un año por delante en el que tenía que buscarme la vida.
Durante la universidad había trabajado como actor, así que retomé varios de mis contactos. Mi amigo Pos trabajaba en ocasiones como speaker en una agencia que organizaba actividades de team building muy vip. Entre ellas destacaban las visitas al Santiago Bernabeu para ejecutivos de empresas. Podían ver el estadio, entrar en los vestuarios, e incluso echar un partidillo. Para llevarla a cabo se necesitaban dos speakers, y su compañero se había ido, así que me propuso el trabajo. Por supuesto, dije que sí.
El día indicado llegué al estadio, me dieron un uniforme del Real Madrid, y me explicaron lo que tenía que hacer. Ese día los participantes eran periodistas deportivos famosos, de los que salen en la tele y la radio, a los que una empresa les había regalado la experiencia. Yo no tengo ni idea de fútbol, así que no conocía a ninguno.
Mi amigo y yo hacíamos de sus entrenadores. Previamente habían formado dos equipos. Nosotros recibíamos a cada uno en los vestuarios, les contábamos en qué consistía la actividad, y nos metíamos en nuestro papel. Era una final y teníamos que ganar al rival. Les decíamos que se pusieran la ropa de juego, les poníamos a hacer flexiones, les explicábamos la alineación y la estrategia. Repito, yo no sé nada de fútbol y ellos sabían mucho, así que tuve que tirar de humor para llevarlos a mi terreno.
Por fin salimos al campo. No sé si sabéis que el césped del Bernabeu es carísimo y que solo lo pisan los jugadores en los partidos, y en ocasiones muy especiales como aquella. Así que estar en medio del campo era todo un privilegio. Y prometo que impresiona. Mi compañero y yo teníamos un micro, así que durante el partido narrábamos lo que iba pasando por la megafonía del estadio. También les dábamos instrucciones de juego y les animábamos. Pasamos dos horas muy divertidas hasta que terminamos y se fueron a comer.
Pagaban bien, así que durante esos nueve meses trabajé varias veces allí. También en otros #trabajoscuriosos que fui consiguiendo hasta el momento de empezar el master. Los seguiré contando.
La foto es de Cesar Pons Hevia