La semana pasada compartí un post sobre el proceso de venta de mi empresa. No sabía qué foto escoger para ilustrarlo, así que pensé que si hablaba de una venta (que se hace por dinero), y de lo contento que estaba por haberla hecho, podría poner una foto mía sonriendo con billetes alrededor. En qué hora se me ocurrió.
Cogí el sobre con la recaudación de mi tienda de ropa, que suelo ir a recoger cada pocos días para ingresar en el banco. Puse los aproximadamente mil euros que había a mi lado, en el sofá de casa, y me hice esta foto. Por supuesto el dinero no era de la venta ni mucho menos, iba directa al banco para pagar alquiler y demás gastos de la tienda.
Para mi sorpresa, empezaron a llegarme comentarios negativos. Me recriminaban mi insensibilidad por mostrar dinero, mi falta de consideración por presumir en una época como esta, y sobre todo mi mal gusto por ostentar enseñando billetes a mi alrededor.
Lo primero que pensé fue en pedir perdón si había ofendido a alguien y en quitar la foto. Pero luego, reflexionando un poco más, llegué a la conclusión de que no había hecho nada malo. Puede que la foto no sea bonita y que parezca la portada de un disco malo de reggaetón. Pero solo muestra a un chico sonriente con dinero alrededor. En el post no había dicho que me había forrado ni mucho menos, ni siquiera había presumido del dinero conseguido, que fue poco. Pero había pecado mostrando una foto con billetes.
Estoy seguro que nadie se hubiera echado las manos a la cabeza si me hubiera sacado la foto en un BMW, con un reloj de los buenos o un anillo de los que brillan. De hecho nadie hizo comentarios sobre el Macbook Pro que tenía sobre las piernas y que cuesta el doble del dinero que tenía a mi alrededor. Porque aparentar no está mal visto, pero hablar de dinero o mostrarlo es un tabú. Tampoco culpo a los que se sintieron ofendidos, es algo cultural.
Decidí leer sobre el tema y me compré el libro “La psicología del dinero” de Claudia Hammond. Es un ensayo super interesante sobre el poder del dinero. Aun voy por la mitad, pero desde el principio deja claro que “el dinero modifica nuestra manera de pensar, nuestros sentimientos y nuestra conducta”. Vamos, que es super importante en nuestra vida y nuestro día a día. Y pese a eso, en algunas culturas como la nuestra, es de muy mal gusto mostrarlo o hablar de él. No debemos nombrarlo si enseñarlo, pero sí comprarnos cosas con él y ostentar con ellas.
Esto no es igual en todos lados, de hecho en India, por ejemplo, es super común preguntar a una persona cuánto dinero gana al año nada más conocerla. En Europa, en cambio, podemos hablar con amigos y conocidos sobre aspectos más íntimos como amor, tristezas, penas e incluso sexo. Pero cuando sale el tema del dinero nos sentimos incómodos
Yo suelo ser bastante transparente en mi blog en lo que a dinero respecta. Hablo de lo que cuesta hacer una app, de lo que cobra un programador, o de lo que he facturado el último año. Doy cifras. Cuento que he vendido una app a un cliente por 20.000€ o que me gustaría terminar el año con 75.000€ en cash. Creo que puede ser útil conocer el detalle, no obviar ese tema como si no existiera.
Quizá esa naturalidad me la da el que el dinero no me importa demasiado. No digo que no me guste, me encanta, pero no me obsesiona. Vengo de una familia humilde y tuve que trabajar desde primero hasta quinto de carrera. Aprendí a vivir con poco hasta que conseguí trabajo, fui ascendiendo y llegué a cobrar 50.000€ al año con 27 años. A los 34 monté mi segunda empresa, y fue un desastre, por lo que me quedé sin nada de nada, y con una deuda. Y re-aprendí a estar con 150€ al mes, viviendo en una habitación prestada en casa de los padres de mi socio. Ahora me va mejor, pero quizá el pasado me ha enseñado a vivir con poco y con mucho. Curiosamente, ni los mejores ni los peores momentos de mi vida han estado asociados a tener más o menos dinero.
Creo que no hay nada malo en hablar con naturalidad de dinero, como una parte más de nuestra vida, sin ostentar ni sentirnos avergonzados. De hecho creo que es positivo.
Sin duda tienes toda la razón, está feo sacar billetes pero no cochazos, en parte gracias a nuestra cultura del dinero y a envilecerlo(como si tuviera vida) la mayoria tiene unos patrones mentales erroneos.
Muchas Gracias por tu reflexión.
Te prometo que el otro día busqué en Google «por qué la gente no quiere hablar de su dinero» o algo parecido. No sé si hacía poco que había leído la entrada que mencionas de tu blog o cuáles fueron los asuntos me llevaron a pensarlo, pero me hice las mismas preguntas sobre este mismo tema.
Estoy muy a favor de todo lo que has comentado. Tengo la sensación de que, con perfiles como el tuyo, el tema de cuánto se cobra es un tabú cada vez más derribado. Estáis poniendo de moda la transparencia, y eso mola. Donde sí veo más pudor es en decir cuánto se tiene (en el banco). Esa pregunta que se empieza a ver más porque hace David Broncano en su programa La Resistencia, pero que todavía se siente un pelín incisiva. Y a la que muchos se niegan a responderle.
Leí hace tiempo que uno de los problemas en España con los salarios es que no hablamos de dinero, que no sabemos cuánto gana la gente por hacer su trabajo, así que no tenemos herramientas para después negociar nuestro sueldo.
Si hablasemos más de dinero, y con naturalidad, todo nos iría un poco mejor.