Timisoara en Rumanía

¡Hola Timisoara! Todavía no tengo claro que hago yo aquí…

Todo empezó a principios de año, cuando me propuse pasar al menos dos de los doce meses de 2023 trabajando en remoto desde alguna parte del mundo. Estuve dos semanas en Canarias, tres en Tailandia, y ahora tocaba el resto. Mi plan era estar todo noviembre en Argentina o en Brasil, al calorcito, en chanclas y bañador. Pero se me fue liando. Desde junio llevaba pensando en comprar el billete, pero pese a tenerlo planeado, por una u otra razón no me acababa de encajar. Y no quería forzarlo.

El caso es que entre unas cosas y otras me planté en noviembre sin haber elegido destino, y el sur de América ya se me complicaba por tiempos. Así que me puse a buscar otros lugares más cercanos. Porque tenía claro que quería pasar un tiempo fuera de Valencia.

Abría Google Maps, y me ponía a analizar racionalmente país por país para averiguar donde me apetecía pasar unas semanas. Después de darle mil vueltas, entré en Nomadlist. Es una de mis webs favoritas para informarme de los mejores lugares desde los que trabajar en remoto. En ella aparece un ranking en base a las votaciones de sus miembros, donde estos valoran aspectos como la seguridad, la velocidad de internet, el coste de vida, la diversión, la temperatura o la calidad de los coworkings desde lo que trabajar. Y en el número ocho, después de ciudades como Lisboa, Canggu en Bali, varias de Tailandia, Madeira en Portugal o Ciudad de México, estaba este sitio. Timisoara, la que llaman la “pequeña Viena de Rumanía”. Una ciudad de 300.000 habitantes acogedora y con una gastronomía rica rica. Y curiosamente con aviones directos desde Valencia a solo 50 euritos.

Y aquí esto. Con una temperatura en torno a cero grados. Y sin tener claro si soy yo el que ha decidido venir, o si ha sido el mundo el que me ha traído y yo simplemente me he dejado hacer. Y es que últimamente estoy un poco místico con ese tema. Pese a ser un planeador nato, cada vez intento más dejarme llevar, fluir, dejar espacio para las cosas que surjan.

Esta vez todo mi plan es que tengo hotel para dos días y vuelvo a mediados de diciembre. Puede que me instale aquí, puede que haga una visita a Serbia y de ahí vaya a Bosnia, puede que me decida por Bulgaria, o puede que acabe cogiendo un avión a un sitio random del que ni siquiera he oído hablar.

Pero se con seguridad que esto me sigue dando la vida. Que me abre la mente, que me saca de mi confort, que me hace ver las cosas con perspectiva y me ayuda a ordenar la cabeza. Que me hace muy feliz. Os sigo contando ☺️.

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