Mañana me vuelvo a España después de cuatro meses trabajando y viajando por Asía. No puedo dejar de pensar en lo acojonado que estaba el día que me dejaron en el aeropuerto. Me enfrentaba a algo nuevo y además lo hacía solo. Pero al final las cosas malas que había imaginado no han pasado, y las buenas han superado mis expectativas.
Es lo normal cuando queremos salir de lo establecido: tenemos que luchar con nuestra zona de confort que nos intenta arrastrar a seguir haciendo lo cómodo, lo de siempre. Pero cuando miramos adelante y saltamos siempre aprendemos y la mayoría de las veces ganamos.
En estos meses he subido a un rascacielos abandonado de 47 plantas en el centro de Bangkok; he recorrido 70 km en bicicleta pasando por siete islas unidas por puentes en Japón; he estado la fiesta del songkram en Chiang Mai, donde durante cinco días celebran el año nuevo budista tirándose agua unos a otros; y he vivido durante 10 días en una mini casita en Tailandia que estaba justo en la arena de la playa, a menos de 5 metros del mar.
Vuelvo con la cabeza renovada, con cientos de historias y con muchas ganas de poner en marcha en la empresa todas las cosas que he ido aprendiendo.
Si tienes dudas sobre si debes o no hacer eso que tanto tiempo llevas soñando, HAZLO. ¡Salta ya!
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