Ya estoy en Tailandia

Prometo que intentaba sonreír, pero no podía parar de llorar. ¡Qué miedito tenía!. Esta foto me la hizo mi mejor amigo cuando nos despedíamos para venirme cuatro meses a Tailandia. Había estado tan ocupado organizando todo para poder trabajar en remoto, que no me había dado casi tiempo a pensar.

Pero en el aeropuerto llegó la tranquilidad. La que se siente cuando ya no hay marcha atrás. Y con esa tranquilidad la cabeza empezó a dar vueltas y llegó el miedo: a dejar lo conocido, a olvidarme de lo cómodo, a enfrentarme yo solo a un viaje tan largo y tan lejos. Pero era solo miedo, y ya se ha pasado 😁.

Ya llevo cinco días en Bangkok y estoy feliz. Todo está resultando mucho más fácil de lo que mi cabeza me decía. Me está dando tiempo a trabajar desde sitios chulísimos, a vivir la ciudad y a pensar en la empresa con la perspectiva que da estar a miles de kilómetros.

Los últimos días en Valencia

¡Qué de cosas por hacer! Los últimos días en Valencia tuve que trabajar muchísimo. Ya he contado que requiere mucha organización intentar dirigir dos empresas desde Tailandia (para los nuevos, soy el dueño de una tienda de ropa en franquicia de la marca Superdry en Valencia con cinco empleados y de rudo, una empresa de desarrollo de aplicaciones para móviles en la que trabajan 22 personas).

Además, fueron muy intensos a nivel emocional. Trabajé mucho con el equipo en que no nos teníamos que despedir ya que lo único que iba a cambiar es que no iba a estar físicamente. Que iba a estar trabajando cada día, con llamadas y reuniones continuas. Pese a eso, al final, sí que me tocó despedirme de cada uno de ellos. Quedaba raro irme con un simple “hasta mañana” cuando realmente no nos íbamos a ver físicamente hasta dentro de cuatro meses.

Por otro lado los amigos. Cada vez que me despedía de uno llegaba la penita. Me han apoyado un montón pero no dejaban de decirme “que suerte”, “que bien vives” y “ya me gustaría a mi”, y aunque estoy de acuerdo con todo, a veces me parece que no ven a lo que tengo que renunciar. Menos mal que me daban abrazos y con eso ya me servía ☺️.

Y finalmente dejar mi casa. La iba a subalquilar, con el permiso de mi arrendador, lo que suponía mudanza completa justo antes de irme. Una locura. Pero al final se la ha quedado mi socio (y mejor amigo) Fer, así que todo ha sido mucho más fácil. Sólo he tenido que llevarme ropa y alguna cosa para dejarle espacio, y él se queda en mi casita bonita hasta que vuelva.

Entre una cosa y otra he estado súper nervioso, con la ansiedad de saber que tenía un montón de cosas que dejar preparadas a nivel trabajo y a nivel personal.

Mi maleta

Una de las cosas que más me preocupaba era la cuestión de la maleta. A toro pasado creo que tenía que haberle dado muchísima menos importancia, ya que si se me hubiera olvidado algo pues simplemente tenía que comprarlo. Pero eso no era lo que pasaba por mi cabeza cuando pensaba en que tenía que meter cosas para cuatro meses. Aun así, yo estaba empeñado en que sólo iba a llevar una maleta de cabina (para no tener que facturar si quería viajar cómodamente durante este tiempo) y una mochila pequeña con el portátil y los cables.

Aquí estas todas las cosas que quería meter y que increíblemente han cabido en mi maleta. He conseguido que quepa todo en diez kilos de maleta de cabina y cuatro kilos de mochila.

  • Por un lado, la ropa: diez camisetas de manga corta, dos de deporte y tres de tirantes. Una sudadera que no creo que utilice, un cortavientos y un chubasquero pos si los monzones. Unos vaqueros y un pantalón de chándal, además de dos pantalones cortos, uno de deporte y tres bañadores finitos. Ropa interior para diez días y una toalla.
  • De calzado únicamente unas zapatillas de calle, unas de deporte y unas chanclas.
  • Luego un neceser con botecitos pequeños de pasta de dientes, desodorante y gomina. Lentillas, cortaúñas, tapones para los oídos y el cepillo de dientes. La imprescindible crema solar y un anti mosquitos de los buenos. También las gafas de sol y de ver.
  • Y una pequeña bolsita con medicinas (ibuprofeno, paracetamol, omeoprazol, pastillas alergia, almax).
  • Después las cosas electrónicas: el Mac, el iPhone, el Apple Watch y los Airpods (vale si, soy un friki de Apple). Un Kindle con bastantes libros que quería leer desde hace tiempo y un gimbal (estabilizador de cámara) que me compré porque quiero empezar a grabar videos para el blog (aún no he empezado). La batería portátil y todos los cargadores correspondientes. Además, un móvil de 10 euros para meter mi tarjeta española y ver si alguien me llama.
  • Y ya por último los documentos (pasaporte, carnet internacional, tarjetas de débito y crédito).

Alojamiento

Cuando llegué al aeropuerto de Bangkok estaba super cansado. El aeropuerto está super lejos y el transporte público tarda muchísimo, así que decidí probar Grab, una app tipo Uber que aquí usa todo el mundo. Es genial porque además de pasar a buscarte en coche, también pueden llevarte en moto. Mi conductor tailandés me trajo genial al hotel entre el caos de tráfico. Una hora y media de trayecto y solo 14 euros.

En Bangkok me estoy quedando en hostel en una habitación compartida. No me sobra la pasta, pero si que obviamente puedo permitirme una habitación para mí. Aun así pensé, que ya que rompo la zona de confort, lo hago de verdad. Y que si me metía en una habitación yo solo no iba a socializar. Así que como uno de los objetivos del viaje es relacionarme con gente interesante me decidí por esta opción. Busqué un sitio muy céntrico y con una habitación de esas en las que las literas tienen cortinas que al menos te dan un poco de intimidad.

Por ahora estoy muy a gusto de esta manera, aunque si que es verdad que para el resto del viaje ya voy a apostar por habitación para mi solo. Esto es genial unos días pero no lo veo sostenible. En un par de días me mudo a Chiang Mai, donde tengo cinco días reservados en otro hostel  compartido, y luego ya buscaré esa habitación para mi solo donde quedarme más tiempo.

Como me estoy organizando

Por ahora me estoy levantando más tarde de lo que me gustaría porque tengo aún jet lag y por la noche no consigo dormirme. Por las mañanas visito la ciudad y me siento en algún lado con el portátil a escribir en el blog. Me encanta trabajar al aire libre.

Luego como pronto y me voy a un coworking o a un café. A las dos de la tarde estoy conectado (las 9.00 de la mañana en España) ya que tengo una reunión diaria de media hora con mi equipo comercial. En ella hacemos un repaso de los leads más importantes y repasamos los asuntos pendientes del día. Después hago reuniones individuales con mi socio, con planificación y con otros miembros del equipo.

El resto del día lo paso revisando proyectos de apps con posibles clientes, por lo que la mayor parte del tiempo estoy al teléfono. Este era uno de los escollos más importantes para venir ya que ninguna compañía española tiene roaming a un precio aceptable en Tailandia. El precio no tiene ningún sentido, si me llaman a mi móvil español me cuesta 44 céntimos el minuto, pero si llamo yo desde aquí a España me cuesta el sinsentido de 2,54 euros el minuto. Así que usar el móvil español estaba totalmente descartado. Asó que me compré un móvil de diez euros cutre y le he puesto mi tarjeta española. Está todo el tiempo encendido y simplemente lo uso para ver quien me llama, pero no lo cojo.

Por otro lado me he comprado un número de móvil tailandés que he puesto en mi iPhone con una tarifa de datos de 30 gigas que sólo me cuesta 20 euros al mes. Y ese es el teléfono que uso normalmente. Puedo hacer llamadas de audio o video con casi todo el mundo Whatsapp, Hangouts o Skype. Y cuando necesito llamar a un teléfono “normal” español (un fijo o un móvil) llamo desde Skype usando los datos pero al teléfono de España le llega como una llamada normal y además le aparece como destinatario mi número de teléfono Español. Para eso he tenido que contratar con Skype el servicio de identificación de llamadas y además una tarifa ilimitadas de a fijos y móviles de España por solo 12 euros al mes. Es genial porque la persona a la que no se enteran si estoy en Valencia o en Bangkok.

Así paso mi tiempo de trabajo, por ahora lo estoy llevando muy bien. Y además tengo tiempo para visitar la ciudad, comer cosas riquísimas y darle vueltas a la cabeza. Me encanta caminar entre el caos de Bangkok mientras pienso.

Y esa forma de pensar, sin la urgencia del día a día, y desde miles de kilómetros, es la que creo que me va a dar la perspectiva para que salgan cosas nuevas. Os seguiré contando.

6 opiniones en “Ya estoy en Tailandia”

  1. Me encanta leer tus aventuras. Me parece que hay que ser muy valiente para lanzarse!!
    Estoy segura de que mucha gente envidia tu situación, pero creo que envidian más las agallas que has tenido para hacerlo. Seguro que será duro, pero la satisfacción que tenderas (seguro ya tienes) de estar haciendo lo que haces, de saber que vas a aprender un montón de tí mismo y de más cosas que te aportarán para tus empresas y tu vida…

    A por ello!! Que no decaiga el ánimo y sigue contándonos!!

    Un abrazo!
    Regina

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